La reconocida periodista Mar Abad escribió esta semana un artículo sobre la coma del vocativo en Yorokobu titulado ¿Tiene los días contados la coma del vocativo?
Para realizar parte del artículo se puso en contacto con la perito lingüista forense, Sheila Queralt y le formuló la siguiente pregunta: << ¿Qué os puede decir en lingüística forense que alguien ponga o no ponga la coma del vocativo?>>. Queralt le respondió: <<Podríamos decidir que hay dos tipos de personas (una vez tenemos seleccionadas las que saben qué es un vocativo): las que saben que hay que poner coma después del vocativo y las que no. Y, dentro de las que saben que hay que poner coma después del vocativo, las que son tiquismiquis y las que no. Bromas aparte, en lingüística forense la coma del vocativo se puede estudiar desde distintos ámbitos, aunque siempre en concordancia con el resto de variables del discurso. No nos podemos fijar únicamente en el vocativo para arrojar resultados concluyentes. En un primer caso y en relación con la clasificación anterior, nos puede aportar información sobre el perfil lingüístico del individuo, en concreto, sobre el nivel de estudios del autor del discurso. Es muy probable que una persona que utiliza la coma después del vocativo tenga un nivel educativo alto, aunque se debe contrastar con el resto de variables lingüísticas que se observe en el texto. Incluso es probable que esa persona haya cursado estudios de la rama humanística. En un segundo caso hipotético, en que tuviéramos un texto anónimo y una sospechosa, la puntuación del vocativo podría ser un rasgo idiosincrático del autor que nos permitiera realizar la comparación para establecer su autoría. En un tercer caso ficticio, podría tratarse de un análisis para la desambiguación de su significado. Por ejemplo, ¿qué quiere decir alguien cuando dice <<Dime hijo de puta>>? ¿Está esta persona solicitando al interlocutor que le insulte o es él quien insulta al destinatario, pero se ha dejado la puntuación del vocativo? Seguramente, en la mayoría de los casos con que nos encontremos, la interpretación correcta sería la segunda. No obstante, quiero reiterar que para extraer cualquier conclusión de un análisis lingüístico forense se debe analizar un conjunto de variables y no solo ciertas variables aisladas. En el caso de la coma del vocativo, podría ser que no la utilice porque no conoce la convención de usarla (por tanto, por su falta de competencia lingüística) o por las características del contexto comunicativo en cuestión: por el soporte en el que se escribe, porque el autor vaya muy rápido y «se le escape» o porque se tome la licencia de no hacerlo, como podría pasar en el caso de un mensaje informal de WhatsApp.>> Puedes leer todo el artículo en aquí. Los comentarios están cerrados.
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